Pensaba.
Como susurros desnudos y distantes creía oír aquellas voces ajenas ,
lejanas y perdidas de su conciencia. Hablaban de conceptos definidos
para realidades distintas , incompatibles , y él viviendo en un mar
de niebla que resultaba en expresión máxima de lo irreal , de la
fugacidad del momento , de la temporalidad de la estructura entorno a
la que giraba su obra de teatro. Ya todo fue aquel menosprecio al
talento. El contenido continuaba intacto , y las formas para
escribirlo , al descubierto , se postraron ante el dolor y la
tristeza para recoger la palabra del que escribía , que no del
escritor , porque se convirtió en todo aunque acabase siendo nada.
Si él te contase , ya no ve hombres libres , si acaso títeres.
Somos pocos los que , aunque no libres , dimos con la tecla , en esta
urbe mundial repleta de ignorancia y malestar que surgió del jirón
social de acción demoledora de la Historia. No diré resistencia ,
porque nuestro acción se dedicó a propagar el futuro caótico. Lo
irremediable de toda vida humana es la muerte. Perdóname hijo por
la parte de culpa que me toca , perdóname y lee , que tu padre lo
sabía , y te trajo aquí. Porque lo irremediable de toda vida humana
es la esperanza de no acabar muerto , y la constancia del trabajo no
te salva del infierno.
Caronte.